miércoles, 1 de junio de 2011

Reflexión de Humberto Maturana

Humberto Maturana nació en Santiago de Chile el 14 de septiembre de 1928. Estudio educación básica en el Liceo Manuel de Salas. La educación superior la inició en 1948 ingresando a la Facultad de medicina en la Universidad de Chile. En 1954 gracias a una beca de la Fundación Rockefeller se traslado a estudiar al University Collage London en Inglaterra (Porksen 2004: 76). En una segunda oportunidad la Fundación Rockefeller concedió una segunda beca, lo cual le permito a Maturana continuar sus estudios en la Universidad de Harvard. Al final de 1958 recibió el doctorado en biología para lo cual sustento una tesis sobre la anatomía del nervio óptico y del centro visual en el cerebro de la rana (Porksen 2004: 77).
Por invitación de Jerry Lettvin en 1958 llego a trabajar en el Massachussets Institute of Technology (MIT) . En este instituto registro por primera vez la actividad de una célula direccional de un órgano sensorial. A raíz de dicha investigación junto a Lettvin fueron postulados para el premio Nóbel de medicina y fisiología, aunque no obtuvieron finalmente el galardón.

Refexión de la tesis II 
Las cosas que uno hace o dice siempre  se pueden trasfomar en historia. 
habla de las teorías para justificar lo que hacemos creamos una discriminación desconfianza del otro.
La razón la usamos  como argumento para que otro haga lo que nosotros queremos.
Cada uno es es capaz de escoger si obedece y tiene que someterse
El no quizo obedecer nunca más habla de que no tenemos que obedecer si no queremos hacerlo a nadie le gusta. si decidimos no obedecer no tendriamos ese dolor de sometimiento
El se interezo que generamos ese mundo de reflexiones que es un mundo de casilleros que nos atrapan o son oportunidades que nos liberan. (un don como seres humanos).

Vivimos una cultura que esta centrada en las relaciones de autoridad y sometimiento, desconfianza y control que, aun cuando actuemos ubicados en una posición de autoridad, nos niega de manera recursiva y nos empuja a un vivir sin respeto por nosotros mismos que eventualmente nos enferma.
Según Maturana lo que le permitió comprender que los seres humanos como una clase de seres vivos somos primariamente amorosos.

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